Home | Posts RSS | Comments RSS | Login

Improvisando

viernes, 30 de diciembre de 2016


No voy a inventar excusas del porqué no he escrito en este blog, mejor me voy directo al grano (aunque seamos sinceros, nadie lee blogs desde el 2006).

En mi cumpleaños número 30 inicié un taller de improvisación, algo que había pospuesto por años. Tal vez fue el hecho de que entré en la crisis de los treintas y no tenía suficiente dinero para comprarme un convertible o tal vez porque mis amigos ya estaban cansados de escucharme decir “algún día me animaré”, “yo creo que el próximo curso”; seguido de “es que no me da tiempo”, “qué tal si se burlan de mí” y la más usada de todas “no sé qué ponerme”.

Fue un acierto, no creo ser el próximo Amy Poehler, porque Dios es grande y sólo nos regala una persona tan talentosa como ella cada 100 años. Pero sí puedo decir que me he divertido muchísimo, tuve la fortuna de compartir escenario con gente extremadamente talentosa y por fin tuve algo que hacer los jueves por la noche.

"La impro" (para los cuates), fue para mi 2016, lo que los pilates fueron para el 2002; algo nuevo, que no todo mundo entendía y que en mi mente me hacía ver de-li-ci-o-so.

Para los que sepan un poco acerca de impro y para los que no, existen algunas reglas importantes para que todo marche viento en popa arriba del escenario. Little that I knew (siempre quise usar esa frase en mi blog), esas mismas reglas las apliqué fuera del salón de clases sin saberlo… o quererlo.


Improvisación, Nivel Intermedio. 
Izq. Champy. Der. Taylor Swift, compañera y complice. 



No hagas preguntas.

Tres meses antes de cumplir 30 años, acepté un nuevo trabajo que en realidad no me llamaba mucho la atención, pero necesitaba un cambio y la seguridad de que no me quedaría sin mis preciadas latas de atún para cenar al final de mes.

Desde el primer momento que pisé mi oficina empecé a hacer preguntas:

¿Quién decoró este lugar?
¿Danna Paola en verdad quería un mundo de caramelo?
¿Soy lo suficientemente bueno para cumplir con todo lo que me exigen?
¿Seré capaz de apasionarme por los dulces como pasó con la moda?
¿Es seguro aceptar un trabajo en una dulcería, teniendo un historial de diabetes en mi familia?
¿Por qué nos encanta comer gomitas con forma de insectos?
¿Será prudente decirle a esa chica that’s the uglitest fucking skirt I have ever seen in my life?

Hacerme preguntas no me llevó a ninguna parte, dejar de hacerlas me ayudó a disfrutar el viaje.
Hoy puedo decir que tomé la decisión correcta, sorprendentemente no me obligan a comer dulces todos los días, mi jefe es un genio y me recuerda que aún me falta mucho por aprender, lo cual sólo me ayuda a retarme y crecer.

Acepta la propuesta del otro

¿Quieres mudarte conmigo? Acepto.
¿Quieres ir a Europa? Acepto.
¿Quieres dar una conferencia para Merca2.0? Acepto.
¿Quieres terminar la relación? Acepto.
¿Quieres venir a una fiesta a Guadalajara? Acepto.
¿Quieres este monstruo que no puedes mojar ni dar de comer después de la medianoche? Acepto.
¿Quieres buscar nuevo departamento? Acepto.
¿Quieres viajar a Europa conmigo? Ehmm… Aceeeepto…
¿Quieres otro croissant? Acepto.
¿Quieres ir a un antro en Barcelona y terminar pedido a las 5:00am en quiénsabedondeporquetodoshablancatalanotalvezespañolperonoentiendesnada? ¡Acepto!

Supongo que entienden la idea… Acepta la propuesta del otro, no sabes a dónde te puede llevar.

Juega a perder

Después de cuatro años y medio de tener una relación estable, con la persona más inteligente, graciosa y hermosa que había conocido hasta el momento, decidimos terminar la relación porque #SomosChavos #Yolo.

Me gustaría decir que lo tomé como un campeón. Que por ser una decisión a la que llegamos de común acuerdo, la separación fue amigable y nos regalamos Furbys porque leímos en un artículo que nos ayudarían a lidiar con el síndrome de abstinencia. No fue así.

Los primeros meses traté de hacerme el fuerte, me pinté tatuajes y me puse piercings en todo el cuerpo, si me veía fuerte, seguramente me sentiría fuerte también. Pero no funcionó, obviamente. Yo creo que nadie me creía cuando les decía que había sido la mejor decisión, que el mar está lleno de peces y yo me sentía Popeye, que quería concentrarme en mi trabajo y que justo acababan de liberar la nueva temporada de OITNB y los tiempos nomás no me cuadraban.  Lo cual me lleva a otra regla de impro: Nadie va a creer algo que ni tu crees.

Cuando llegó el tercer mes dejé que la tristeza me llevara como gorda en tobogán. Me chuté todas las películas acerca de desastres amorosos que pude encontrar en Netflix. Me fui de fiesta, abrí todas las aplicaciones de ligue (#ligue) sólo para asegurarme que nunca encontraría a alguien tan fantástico. Me di cuenta que la cámara me odia y que todos los hombres con los que competía tenían cuadritos en lugares donde yo jamás he tenido cuadritos y que había sido un idiota y que Adele tenía razón y Taylor y Yuri; y que Celia Cruz era una enorme mentirosa y que por eso ese murió (que en paz descanse).

Cuando por fin se me acabó todo el amor propio que contenía mi ser y no podía tirarme más al piso, fue cuando no tuve otra opción más que levantarme y empezar a quererme un poquito.

Me enamoraba de mi forma de cantar en el coche en medio del tráfico, me hacía reír con chistecillos ingeniosos en mi mente mientras veía películas, era detallista comprándome ropa que no estaba en rebaja, me invitaba a cenar tacos y no me juzgaba por pedirlos con queso; y en la cama me hacía sentir… bueno, no voy a platicar nada de eso, es privado y soy un caballero. Never kiss yourself and tell, guys, really.

Un día desperté, en un nuevo departamento, emocionado porque tenía clase de impro y con ganas de escuchar las canciones no dolorosas de Taylor Swift y buscar en Google cómo iba Selena Gómez en su lucha contra el lupus, fue ahí cuando supe que estaría bien.  

Jugué a perder y terminé ganando.

Si y…

Cuando alguien te proponga algo (bueno o malo), cuando algo nuevo llegue a tu vida (bueno o malo), no sólo aceptes y sigas, también agrega algo con qué jugar. Para mí es la regla más importante de la improvisación.

Tus compañeros de juego son lo más importante para tener un buen rato.

Tu mejor amigo, que si te ve en el piso, no te levanta porque sabe que necesitas descansar un poco, lo que hace es acostarse al lado tuyo y preguntarte: ¿Tú crees que algún día pueda llegar a ser igual de malvado que Cynthia Klitbo?

Tu familia, que sin importar quién te rompió el corazón, te abraza y te recuerda que siempre alguien te va a amar.

Tus verdaderos amigos, que te aguantan y los aguantas y se aguantan; y te escuchan y los escuchas y se escuchan; y te hablan y les hablas y se hablan; y lo más importante de todo: se aman.

Tu pareja, porque estoy seguro que todo lo que necesitas es amor.

Para finalizar, les dejo una regla que estoy seguro mi gran profesor de impro inventó y sinceramente, creo que es la mejor:

Súper puedes





0 comentarios to Improvisando:

Publicar un comentario