Home | Posts RSS | Comments RSS | Login

Consagrando la naturaleza humana

miércoles, 28 de abril de 2010
Son las 2: 28 am de una noche de mayo, la luna menguante se asoma por mi ventana, el aire lleno de calor invade mi cuarto y mi cabeza. En la computadora sólo se ven los rezagos de un triste cuento que no se ha terminado y atrás de él la transferencia de un archivo del trabajo que parece interminable.

Después de resignarme al insomnio involuntario que he adquirido, me pregunto ¿Qué hago para no gritar y aventarme del 4º piso de mi edificio? ¿Cuánto tiempo más queda de esta infinita espera, donde los megabytes se han convertido en los regentes del futuro de mi vida?

De repente la inspiración llega. Como un rayo de luz producido por la luna o por un conductor desvelado, una idea me invade, una de esas ideas que en el pasado se han materializado en manzanas cayendo de un árbol, en papalotes volando en una noche lluviosa o dos piedras haciendo fricción una con la otra. De inmediato, abro mi navegador de Internet y escribo la página donde varios instantes animados se archivan para el disfrute de algunos  y la melancolía de otros.

Y de ahí nace esta entrada, alimentada del deseo de consagrar en mi blog la conducta y naturaleza humana:

Para Tom Hanks en su película “Quisiera ser grande” o “Big” para los gringos que me leen (Los cuales si existen, sólo entenderían el nombre de la película),  el mejor trabajo del mundo es crear juguetes. Claro suena divertido hasta que pasa algo como esto:


¿Han visto en los programas policíacos que hay ilustradores que pueden dibujar a una persona con sólo describirla? Pues por algo son ilustradores, a los psicólogos no les van tan bien:


Nunca es tarde para recuperar la sensualidad de la juventud. Mucho menos para usar una mascara y hacer un baile… Pero ¿Olvidar dónde quedan tus muebles? Eso sí está grave.


Hace poco me compre mi Wii, se que estoy grande para videojuegos pero me sirve para relajarme en esos días pesados. Gracias a este video, recordare que si compro una pantalla de plasma, probablemente termine más estresado.


¡Mama, mama, oh gosh, mama!

Probablemente en unos años decida que no debo tener hijos, tal vez decida tener un equipo de futbol completo pero si llego tener uno, me gustaría que fuera como éste.


Y si tengo una linda princesita me gustaría que fuera así: 


Para ser justo, en estos tiempos ¿Quién no está en youtube? Yo se lo debo a mi buen amigo Orejo.


Pero bueno, ya sólo faltan 2 horas 38 minutos para que termine de descargar mi archivo, ¡debo apurarme!

Fetiches cotidianos

jueves, 15 de abril de 2010
Hace una semana tuve junta en Paper Mate y me enteré que ellos compraron Berol. Después de mi indignación y un berrinche amotinándome en la sección de acuarelas mientras exigía hablar directamente con Don Berol y convencerlo de que no vendiera nada; la directora de Mkt, inteligentemente me distrajo con un paquete de Prismacolor. ¿Cómo supo que tenía un fetiche visual con ellos?

Recuerdo que de niño lo que más me gustaba comprar antes del inicio de clases eran los colores. Verlos todos acomodaditos, formaditos cromáticamente, creando una paleta magnifica de armonía. Producía en mi inocente y tierno cerebro un placer casi orgásmico – obvio en esos tiempos no sabía lo que era, sólo sentía “rico”-. Recuerdo que en una ocasión nombré a mis 36 colores, y no eran nombres tipo “Rosita” o “Carmen”, sino: “Cleotilde” “Hyoga” y “Don gato”.

Bueno, pues ahora a mis veintitantos años de edad, me sorprendió ver que los colores siguen teniendo el mismo efecto en mí.

Dentro de esos placeres ocultos – que no se hagan, todos tenemos- también existen otros más. Muy Amelie pero ¿a quién no le gusta meter la mano en una cubeta de frijoles? Es el mismo placer que

  • tronar las bolitas infladas de las envolturas,
  •  escuchar cómo destapan una coca,
  •  quitarle el plástico a un CD o serie de T.V,
  •  el olor a pan recién hecho,
  •  ver cómo la nave espacial se salva del hoyo negro,
  •  ponerse de frente a un ventilador en un día caluroso,
  •  escuchar el sonido de un mensaje de texto entrante,
  •  encontrar la etiqueta de rebaja en algo muy deseado,
  •  ver el mensajito de conectado de esa personita especial,
  •  despertar de una borrachera, sin cruda –incluye la moral-,
  •  comer un plato enorme de spaghetti,
  •  soltar el globo de los reyes magos,
  •  encontrar regalos debajo del árbol de navidad,
  •  terminar un buen libro,
  •  ver como bajan las gotitas de una cerveza en una tarde calurosa.


Hace poco descubrí que también existen fetiches destructivos, ¿ejemplo? :

¿A quién le gustan las burbujas?

Respuesta: ¡A nadie!

Desmiéntanme pero ¿acaso no todos en cuánto vemos burbujas corremos como niñas en tienda con rebajas tras ellas?. Pero ojo, corremos ¿para qué?


a) Tomarles fotos
            b) Contarles nuestros secretos
c)
    Montarlas y volar por los cielos
d)
   Destruirlas, aplastarlas, derribarlas o –hipócritamente- sostenerlas en nuestras manos, esperar a que se encariñen con nosotros y cuando menos se lo esperen ¡Zam! Romperlas.

Somos muy crueles con las pobres burbujas. ¿Dónde viven los monstruos? ¡En los parques!

Al fin y al cabo fetiches que nos producen placer. ¿Yo? Yo dejo de escribir en este momento para irme a ver un rato más el paquete de colores que hicieron bien en regalarme (bueno a la agencia, no a mí).

La hormiga descarriada

martes, 6 de abril de 2010
Enormes cambios se han hecho presentes desde mi última entrega. ¿Recuerdan ese manifiesto que publiqué hace algunas lunas? Sí, ése llamado “Desafiando la Gravedad”. Pues lo hice, salté con dos gramos de esperanza como paracaídas y un kilo de ingenuidad como protección.

Muchos me decían: “Piénsalo bien, mira que la situación está bien difícil”, “¿Para qué lo haces? Estas en un puesto privilegiado”, “Yo que tú me esperaba a tener algo mas concreto”. Y sí, tenían razón; siempre lo supe. Además de esos consejos dichos por bocas amigas, a las cuales mas de una vez he hecho caso, también estaba presente una voz que surgía dentro de mí diciendo: Anda, arriésgate, ¿En verdad tienes tan poca fe en ti como para apostarle a lo seguro, sin importar que tan inconforme estés? Era tiempo de escuchar esa voz.

¿Qué hice? Pues me desintegré del convoy al que pertenecí por muchos años. Tomé la decisión de buscar nuevos horizontes; nuevos destinos que conocer; nuevos territorios que explorar. Me convertí en la Hormiga Descarriada.

Obvio me dio un poco de miedo, llevaba dos años y medio en un trabajo estable, con sus pros y contras pero era algo seguro. De repente estaba solo contra el mundo y los primeros intentos de buscar chamba eran desalentadores, ¿Pero saben? Hay algo que se llama visión:

¿Qué ha pasado desde el día de la separación?

  •        La revista Alto Nivel publicó en su edición de febrero un artículo llamado “De la televisión al bolsillo” escrito por Alan M. Núñez. La edición tuvo altos índices de venta (Pues sí, mande a todos mis amigos a que la compraran)
  •        Uno de los creativos con mayor potencial en los últimos años se integra a las filas de una agencia. (Sí, ya estoy en otra agencia)
  •        La Universidad Emilio Cárdenas (UDEC) inicia cuatrimestre con nuevos profesores, los cuales cuentan con carrera profesional en el medio. (Ahí doy clases de Mercadotecnia)
  • ·     La revista Shopping DF estrena colaborador en su sección “Palomitas” (Ahora escribo de cine, yeah!)
  •       La Universidad Bancaria Comercial (EBC) inició con sus talleres extracurriculares para ofrecer a sus estudiantes más herramientas que complementen su desarrollo profesional. Como muestra su taller: Introducción a la Publicidad Alterna (Sí, yo doy ese curso)

Pues así como lo leen, en menos de 2 meses mi vida dio un giro de 180 grados. ¿Estoy conforme ahora? No, pero no creo estarlo nunca, lo que sí puedo decir es que estoy tranquilo.

Y a la hora del lunch sólo un cero encontró, en el congelador y un instante dudó: Tal vez sea mejor olvidar mi pasión y volver al convoy.
Ahí va la hormiga descarriada, ahí va tocando su guitarra, a su ritmo y su pisada, tararea una tonada. Es la hormiga descarriada todo el mundo la señala, dicen que  quiere cantar aunque no sirva de nada
-Delirios de cigarra. Lazcano Malo