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Las cosas que defenderé

viernes, 31 de diciembre de 2010
Dicen que es malo etiquetar a las personas, las situaciones o incluso, las cosas. Al etiquetar damos una opinión contundente, sin derecho al cambio o beneficio de la duda. Así que, por muchas etiquetas que se me ocurran para este año, no lo haré; porque así como sucedieron cosas malas, también me trajo varias alegrías.

Según mi carrera, cualquier deficiencia en el producto o en el servicio, evento desastroso o publicidad negativa; debe contrarrestarse con acciones de contingencia. En pocas palabras, las debilidades deben verse como oportunidades y las amenazas deben convertirse (con estrategias adecuadas) en fortalezas.

En un principio, cuando recapitulé sobre lo vivido en el 2010, no podía dejar de sentirme enojado. Después me di cuenta que este año no fue malo, sólo estuvo lleno de aprendizajes empíricos, de esos que tienes que vivir para aprender la lección. Nadie te puede contar cómo es el circo hasta que pagas la entrada y volteas a ver al león.

A lo largo del año sufrí diversas perdidas, tanto personales, profesionales, familiares y amorosas. Algunas inevitables como la muerte, otras no fueron perdidas sino apuestas que me jugué por un mejor futuro; y finalmente las sentimentales, mismas que le dan título a esta entrada.

Cuando era pequeño, un profesor de la primaria me nombró “El niño de la eterna sonrisa” y cada vez que me veía me llamaba con ese (enorme) apodo. En esa época, para mí fue como si me hubiera puesto un letrero invisible en la cara que decía: “pégame”. Por mucho tiempo me pregunté por qué a pesar de estar triste, enojado, asustado o melancólico, mi sonrisa nunca desaparecía. Ahora, tras una serie de eventos desafortunados que yo mismo declaro, terminan hoy; dejo de hacerme esa pregunta y tan sólo agradezco que esté ahí, inmutable y recordándome que nada es tan malo como para dejar de sonreír.

Las cosas que defenderé son todas aquellas que este año no me pudo quitar; aún después de intentar desfalcarme como a un niño con una paleta enorme. Estas cosas son mi familia, mis amigos, mi talento y ganas de crecer; todos aquellos valores que me han inculcado y la naturaleza que tengo de ser una buena persona; de hablar con extraños y ofrecerles ayuda si es necesario. Mis ganas de aprender día con día y la humildad de saber que cualquiera puede otorgarme un pedacito de sabiduría. También defenderé mis ganas por escribir de cualquier tontería que se me ocurra y de contar los peores chistes del mundo. Seguiré siendo el amigo del cual tal vez no consigas un consejo o una palabra que cambie tu vida, pero sí una risa que te haga más soportable la vida en momentos difíciles. En pocas palabras, mi esencia.

Sí, soy un hombre con muchos defectos, muchas carencias que debo ir mitigando, pero hoy estoy seguro de la riqueza que Dios y la vida me han brindado en estos años de existencia. Sé de qué estoy hecho y hasta donde puedo llegar; sin importar los obstáculos que la vida y los años me pongan.

Bienvenido 2011, te estaba esperando.

El gran hermano

miércoles, 22 de diciembre de 2010
No soy una persona a la que le guste mucho la política, en realidad entre menos me entere de ello, soy más feliz. Cada vez que escucho algo acerca de mordidas, corrupción o abuso de poder; mi ánimo se ve afectado. Sé que no es algo de lo que me deba sentir orgulloso.

De un tiempo para acá (exactamente desde que compré mi coche), he escuchado un programa en la radio llamado “El weso”.  En primera porque estoy harto de escuchar en todas las estaciones de radio a Camila, el grupo más detestable de México, lo juro, en mi opinión ese trío se formó para superar la depresión de no haber sido aceptados en Jeans.

En segunda, porque me lo habían recomendado mucho; varios amigos y familiares me decían: “lo escuché en el weso”, “te mando un titieto”, “amo los poemas de Anahís”; este último me desconcertó muchísimo, ya que no me lo dijo exactamente un fan de RBD.

Así que un buen día sintonicé la radio y escuché el mentado programa, que debo admitir es bastante bueno. El estilo que manejan es bastante light y ameno para las horas de tráfico, en las cuales siempre me veo sumergido. Los locutores son muy creativos, en especial Marisol, a la cual tuve oportunidad de ver en una obra de teatro llamada “Todos semos emos”, varios años atrás.

Sólo que hay un problema, como bien me lo dijeron, después de escucharlo por mucho tiempo te termina cansando, hastiando , fastidiando; en pocas palabras, te dan ganas de estrellar el coche o comprarle a los vendedores ambulantes algún souvenir folclórico y metértelo por los oídos. Así que decidí dejar de escucharlo por un buen rato y regresar a mi confiable caja de discos.

Ese ha sido mi acercamiento a la política más reciente, de ahí jamás pensé que algo me sorprendiera; y mucho menos algo positivo. La construcción de nuevas líneas del metrobús me vienen valiendo un reverendo pepinillo (así es, un pepinillo que oficia bodas), las nuevas leyes contra fumadores me hacen sentir rechazado y los errores del presidente o algún diputado al momento de twitear algo, me dan pena ajena; en conclusión, soy alérgico a las noticias.

Nada me sorprendía hasta hace pocas semanas, justo en mi trayecto a la oficina después de estacionar el coche. A unos cuantos metros de una iglesia ví un letrero que llamó mi atención, no por su belleza o composición perfecta, no, sino por el mensaje que transmitía: ¿Quieres saber qué pasó aquí?

¿Mis ojos me engañaban? ¿Es cierto lo que, gracias a Miss Paty, estoy leyendo? Sí, a continuación, el letrero presume los números telefónicos a los que cualquier transeúnte puede marcar y preguntar: ¿Qué ch·$·”%”os pasó ahí?

¡Wow! Pero que gran iniciativa del GDF, por primera vez veo que mis impuestos sirven de algo además de comprar Hummers a los diputados.

Señores, señoras, señoritos y señoritas; la ciudad nos está vigilando, el gran hermano ha llegado a chilangolandía y todos debemos sentirnos afortunados. ¿Por qué?

¿Eres de los que:

  • olvidan dónde estacionó el coche?
  • se emborrachan hasta perder la conciencia?
  • tienden a estacionar el coche en lugares prohibidos?
  • son clientes frecuentes de las ratas de dos patas?
  • son de cascos ligeros y pudor espantadizo?
  • después de dos cervezas se meten hasta con el viene-viene de la esquina?
  • la adrenalina del momento los hace cometer locuras?
  • no recuerdan lo que hicieron el verano pasado?


Pues ya no hay de que preocuparse. Adiós a la cruda moral, al qué paso ayer; de ahora en adelante sabremos qué fregados hicimos la noche pasada. Y no, ya verifiqué y el servicio no tiene cuenta en Facebook, así que nadie de tus amigos se enterará y no tendrás que esperar a que te etiqueten en las fotos para saber qué hiciste de ti, tu cuerpecito, tu coche, tu date, tu amigo, tu novia, tu perro, tu perico y tu abuelito al que llevabas al aeropuerto antes de que se te cruzaran unos drinks en el camino.
Así que ya sabes, si ves alguno de estos letreros:
















                                                                                       (y que me compra el Sanborns de los azulejos)

Y te das cuenta que estas desnudo de la cintura para abajo (neta ¿qué pasó?), es momento de marcar o textiar.

Nota: Neta, deberían aclarar los servicios que ofrece cualquier dependencia del Gobierno; se puede prestar a malos entendidos y a ridículas entradas de blog.

Lo que ellos piensan de:

martes, 30 de noviembre de 2010
El siguiente texto fue escrito para la sección “Lo que ellos piensan de…” en la que diversos hombres opinaban acerca del comportamiento de las mujeres en diferentes temas como: “su obsesión por los zapatos”, “las odiosas dietas” o “su preferencia por las películas romanticas” de la revista Eve. 

Lo que ellos piensan de: Su obsesión por los chicos malos

Por: Alan Champy M. Núñez

Hace varios años, mi mejor amigo y yo creamos “The good guys lonely hearts club”, y no porque fuéramos grandes seguidores de los Beatles –al menos no en ese momento–, sino porque como chicos buenos de excelente educación, nadie nos pelaba. Con tan solo 15 años, nos preguntábamos ¿Cuál es la motivación de las mujeres por perseguir a los “chicos malos” de la escuela? Sí: esos clásicos orangutanes que se la pasan escupiendo, maldiciendo y reprobando constantemente en clases.

Desde nuestra perspectiva, el ser un chavo que respetaba a su “amiga”, sin presionarla con la (tan deseada) “prueba de amor” y siempre aceptando un segundo plato del insípido guisado preparado por su madre, nos redituaba los mismos resultados: “Sólo amigos”; “te quiero como un hermano” o “¿Me acompañas a comprar el vestido de graduación?”

“La culpa la tiene la televisión”, me decía mi amigo. “Les llenan la cabeza con la ilusión de que un tipo con facha de James Dean las raptará en su Harley y vivirán una aventura por Nueva York”. Tenía razón… en cierta parte. Por lo que siempre le respondía: “Sí, y mientras nosotros nos quedamos a cambiar los focos del árbol de Navidad de su abuelita”.

Pasamos años estudiando el misterioso proceso de selección de las mujeres. De paso, fuimos de todo: el chico comprensivo que la consolaba cuando el villano de la película la lastimaba; el chico indiferente que no la pelaba –cuando en realidad nos derretíamos cual helado bajo el sol de Coahuila–. Incluso intentamos ser los chicos malos: “No te contesto los mensajes que mandas”; “quedo en hablarte llegando a mi casa y prefiero dormir”; “ me ligo a tu mejor amiga y le digo que es tan bonita como el invierno en Aspen”. Obviamente los resultados fueron desastrosos: a mi amigo lo botaron por ser una criatura insensible, con escasa o nula comprensión ante los sentimientos de la mujer y –por si fuera poco- acusaciones de infidelidad en tercer grado (o sea, con más de tres chicas).

Yo simplemente no pude hacerlo. En cuanto hacían ojitos de Remi, terminaba por ceder. No aguanté ese acto de crueldad y llegué a la conclusión de que si me iban a querer era con todo y mi cara de niño bueno, ese que no rompe un plato, al contrario, los recoge y se ofrece a lavarlos (¡enseñanza de mi abuela!).

Hace varios meses en una fiesta, una amiga se quejaba amargamente de cómo un “tipo malo” la había abandonado; dejando sus sueños de rebeldía y locura desenfrenada en la cajuela de su coche (¿o era moto?). De inmediato, todas las mujeres de la reunion empezaron a exponer sus puntos de vista del porqué su atracción hacia esos seres despiadados. La mayoría coincidieron en que sentian un deseo profundo de encontrar al príncipe azul detrás del sapo. Otras se fueron por el lado aventurero; deseaban sentir la adrenalina y la emoción de hacer cosas que, por iniciativa propia nunca hubieran hecho. Otras aceptaban que creían que “ el amor cambiaría su actitud”. Lo que me tranquilizó, fue que todas concluyeron exactamente lo mismo: en esta etapa de su vida, el chico malo les da flojera. Ya no desean cambiar pañales; quieren sentirse protegidas.

El sueño del tipo con chamarra de cuero les iba muy bien a los 15, pero hoy prefieren un hombre real con quien verse a futuro; hoy prefieren una copa de vino que un six de chelas; hoy prefieren cambiar la Harley y Nueva York por un crucero al Medio Oriente.

Por eso prefiero seguir siendo el chico bueno, los que saben opinan que al final del día todo se regresa. Ahora, el único momento en que debo ser un chico malo es cuando desean adueñarse del control remoto. Fuera de eso, sigo siendo el que acepta doble ración de guisado con la suegra y el que va al súper (o a la comer) a comprar más foquitos para la abuelita.

Drama-Mex

martes, 9 de noviembre de 2010
Recientemente se ha popularizado la frase “Culpo a Disney”. Según varias personas, tanto amigas, contactos del Facebook y jóvenes en general; las películas de Disney les crearon expectativas irreales en torno a su vida amorosa.

El príncipe azul, la zapatilla de cristal, las hadas madrinas, el caballo alado y la damisela en peligro (porque claro, los hombres también se quejan), son elementos que al parecer, todos buscan en su día a día; seguros de que la cotidianidad se romperá y los llevará directamente a un cuento de hadas propio.

Pero algo es cierto, no existe el “feliz para siempre” sin un “sufrimiento por un rato”. Desde Romeo y Julieta, hasta Scott Pilgrim vs los exes de la chica de sus sueños (traducción vomitiva); el hombre y la mujer deben superar diversos obstáculos para estar, ya sea en vida o muerte, con su media naranja.

Todo está muy bien, excepto por un detalle.

¿Por qué darle todo el crédito a Disney?

Tal vez ellos fueron los primeros en proyectar los principales cuentos de hadas, pero los mexicanos y sudamericanos, como bien dice la frase “le echamos mucha crema a los tacos”; los mejoramos, les aumentamos cantidades industriales de drama y los hicimos extra- kitsch.

(Todo sin la ayuda de un hada madrina… bueno, la ocasional aparición de la virgencita, pero nada más)

Por dicha razón he generado una competencia para ver quién es quién al momento del drama.


La cenicienta vs María Mercedes











Las dos son mujeres pobres, responsables de la limpieza del hogar, viven bajo el yugo de autoridades dictatoriales. Una, huérfana de padre, la otra, huérfana de madre. La cenicienta debía limpiar la casa, tener listo el desayuno de su madrastra y hermanastras. María Mercedes debía hacer todo eso y además, vender boletitos de lotería en las calles; soportar a un padre borracho y si no fuera suficiente, “entretener” a un viejito con ganas de recuperar la virilidad perdida (antes del viagra).

Las dos encuentran al príncipe azul. La cenicienta olvida sus problemas tras derrotar a su madrastra malvada. En cambio, María Mercedes después de vencer a una bruja (una que siempre usaba un vestido de lentejuelas y horrorosos guantes rosas), tuvo que aguantar aparecer en otras 2 novelas con, sino la misma, muy parecida temática.

Disney: 0                                                                                                            Telenovelas: 1

La sirenita vs Milagros












Muchos probablemente no ubiquen esta novela. Rápidamente, Milagros es una huérfana adoptada a la edad de 18 años por un viejo rico (no le pierde), con el pretexto de que antes de morir, deseaba ayudar a alguien. El problema: Milagros es coja, sí, camina chuequito, por ende, es víctima de constantes burlas.

La sirenita es rica de nacimiento, vende su voz y obtiene piernas a cambio; sin hablar conquista a su príncipe azul (algo misógino, ¿no?). Además cuenta con la ayuda de un cangrejo mágicomísticomusical.

Milagros se va a vivir a un lugar donde nadie la escucha por ser pobre, así que ¿para qué quiere su voz?, además debe soportar a la sobrina del viejo rico que, cada vez que la ve entrar o salir de una habitación, tararea la melodía de la cucaracha  (Sí, moría de risa cada vez que veía eso).

Al final las dos consiguen el amor del príncipe, pero Milagros sigue coja.


Disney: 0                                                                                                            Telenovelas: 2

La Bella Durmiente vs Mirada de Mujer











Aurora es una joven de 16 años que debido a una maldición cae en un profundo sueño por 100 años.
María Inés es una mujer de 100 años que debido a una mujer más joven, después de un largo matrimonio es abandonada por su esposo.

Las dos mujeres de la tercera edad (recordemos que Aurora tiene 116 años), encuentran el amor en los brazos de un joven príncipe que, a pesar de su edad, las ama sobre todas las cosas.

Hasta ahora todo normal, pero veámoslo así: Aurora después de flojearle por bastante años, un día despierta con su belleza intacta y ¡Bam! el hombre de sus sueños la anda manoseando y besando.
En cambio María Inés, un día despierta y ¡Bam! se ve cubierta de patas de gallo, el vientre de una mujer que tuvo 3 hijos y una cama vacía porque el que pensaba era su príncipe azul se anda revolcando con un modelo más joven.

Disney: 0                                                                                                           Telenovelas: 3

La bella y la bestia vs Yo soy Betty, la fea











Creo que no tengo mucho que explicar. Encontrar la belleza interna es tan difícil que al parecer necesitas 338 capítulos para hacerlo, o de plano, que un reloj, un candelabro y varios muebles cobren vida y te impidan salir corriendo.

Podríamos decir que es un empate pero:

Yo soy Betty, la fea; gana, en especial la versión mexicana, porque en realidad, a pesar del “cambio de imagen”, nunca dejo de ser fea ¿o sí?

Disney: 0                                                                                                          Telenovelas: 4

Hércules vs Rubí

Para que no digan, utilizaré mi película favorita de Disney.



Hércules y Rubí tienen mucho en común. Hércules es hijo de dioses y puede vencer cualquier obstaculo gracias a su desproporcionada fuerza. Rubí parece una diosa y puede vencer cualquier obstaculo gracias a su desproporcionada belleza.

Hércules desea convertirse en héroe y regresar al punto más alto del olimpo para estar con su familia. Rubí desea convertirse en millonaria y subir al punto más alto de la sociedad mexicana para... pues para... obvio, ser una diosa mexiquense.

Hércules logra convertirse en Dios, pero decide rechazar ese privilegio para estar a lado de su amada Megara, lo cual provoca que pierda sus poderes.
Rubí logra ser millonaria, pero decide ignorar la señal "Cuidado: piso mojado" y se cae de un sexto piso, lo cual provoca la perdidad de sus poder: la chenchualidad.

Al final, Hércules se queda con Megara, es amado por todo el mundo y los niños quieren ser como él de grandes,
Al final, Rubí se queda sola, es odiada por todo el mundo y los niños lloran cada vez que ven su cara.

Disney: 0                                                                                                    Telenovelas: 5


SCORE:

Disney 0                                 Telenovelas: 5

Ahora ya sabes, la próxima vez que escuches la frase: "Culpo a Disney"; voltea a ver al sujeto o "sujeta" en cuestión; aviéntale el líquido más cercano a la cara (agua, café, chaparrita en bolsita), grítale que es adoptado, que tú eres su verdadero padre o madre; empieza a llorar y después dile que tienes problemas con el alcohol desde que encontraste a tu ex-novia/o en la cama con el mayordomo y la chica que vende cachitos de lotería en la esquina (para efectos dramáticos, pídele a uno de tus acompañantes adopte la posición de un santo que afirme todo lo que dices; y a otro que ilumine a tu amigo con una lampara o el flash del celular). Así dejarás en claro que nosotros somos mejores al momento del drama.


Mi reino por cinco reinas

martes, 2 de noviembre de 2010
Hace poco más de un mes un aniversario pasó desapercibido en este blog. Obviamente pensé en escribir una entrada acerca de ese importante evento. Mi consciente me hizo creer que sería increíblemente fácil redactar esta entrada, pero mi subconsciente dijo: iluso.

Por alguna razón, no decidía qué escribir. Realicé una crónica del evento sucedido hace 12 años; cuando hasta ese momento yo estaba seguro que no había nacido para tener amigos.

Detallé el día en que vi a la niña más perfecta del mundo; de cómo me frustré cuando dos niñas más se sentaron detrás de ella obstaculizando mi objetivo de hablarle. Del momento en que pedí prestada una pluma a la que sería mi cómplice de por vida; y de cómo se sentía la textura del suéter que usaba una de las personas más inteligentes y tiernas que he conocido. Incluso, describí de mil formas la primera vez que oí la risa más escandalosa pero encantadora que he escuchado en mi vida y de aquella mirada profunda escondida detrás de un par de lentes, que sin decir nada, emitía a varios kilómetros de distancia su inconformidad por estar presente en aquel salón de clases.

Pero a la mitad del camino, descubrí que estaba escribiendo un libro, no una entrada de blog.

Después, empecé a enlistar 100 razones, momentos, detalles, anécdotas y chistes que hemos vivido al pasar de los años. Mi objetivo era impregnar todo el cariño, respeto y lealtad que han generado en mí.

Pero en el número 58 descubrí que era demasiado local para que todo mundo entendiera lo que quería expresar.

Escribí un cuento acerca de un kiwi buscando su lugar en la vida y después de cambiar dos veces de hogar por falta de empatía con sus vecinos; encuentra dentro de una cueva, cinco abejas reinas que le tienden la mano (bueno ala) y por primera vez en su vida se siente en casa.

Lamentablemente aún no me siento listo para publicar mis cuentos, es muy personal por el momento.

Y heme aquí, escribiendo esta pseudo-entrada/carta/lista de proyectos. Al parecer tengo miles de palabras para expresar cuanto agradezco que sean parte de mi vida; pero me falta la capacidad de órden, de saber cómo usarlas para que sea un texto medianamente bueno si se compara con mi vida a lado de ustedes.

Al final del día, sólo se me ocurre una palabra. La más cotidiana de todas; aquella que utilizamos a diario y que a veces por el uso pierde su verdadero significado. Ojalá pudiera pensar en alguna mucho más sofisticada, profunda o interesante; pero el corazón tiene razones que la razón no entiende, así que ahí va:

Gracias

Gracias por ser mis compañeras, maestras y estudiantes; cómplices, confesores y jueces.
Gracias por mantenerse a mi lado todos estos años, a pie de cañón; como buenas combatientes en zona de guerra.
Gracias por enseñarme el verdadero significado de la palabra amistad; demostrarme que no soy tan raro como pensaba; que es mejor ser diferente a formar parte del resto.
Gracias por los miles de momentos que hemos capturado en nuestra memoria y cámaras fotografícas; y que al recordar, en nuestra cara se dibuja una sonrisa de oreja a oreja.
Gracias por su amor incondicional.
Gracias por esta grandiosa mitad de vida que hemos construido juntos.

1.- Gracias por ser mi alma gemela y polo opuesto, mi constante X.
2.- Gracias por ser mi hermana gemela, la obsesiva compulsiva para este desordenado compulsivo.
3.- Gracias por ser mi abrigo en noches sin techo y mi doctora en días enfermos.
4.- Gracias por ser mi fan número uno, la risa que inunda mis oidos y mi maestra de español e inglés.
5.- Gracias por ser mi ejemplo de ternura, nobleza y tenacidad.

Gracias a mis cinco continentes, mis cinco sentidos, mis cinco maravillas: mis cinco reinas.

Esta entrada va para ustedes y por ustedes.

Crème Bruleè

viernes, 15 de octubre de 2010
Buenas noticias: ¡Ya no como solo! Así es, recientemente he disfrutado de la compañía de un cuate que fue contratado en una empresa muy cercana a la mía, y al igual que yo, también necesitaba de un compañero de fondita.
Además de que la gente ya no me ve con cara de “Pobrecito, ese muchacho que se ven tan agradable no tiene con quién comer”,  también disfruto de una platica amena mientras me deleito con los guisos de “Las cazuelas”.

En una de esas platicas salió el tema de las relaciones. Durante el consomé hablamos de posibles prospectos (bien casanovas los dos). Que si salgo con alguien, que si él sale con alguien; que si la chica del departamento legal le hizo ojitos o que si sería buena idea salir con la señora de intendencia. Él se siente como niño en juguetería; una empresa nueva, personas nuevas y lo mejor: antes sus oportunidades se limitaban porque su antiguo trabajo se encontraba en Snob-Fe, ahora un mundo lleno de posibilidades se abre en Todoesposible-Reforma.

Mientras lidiábamos con la clásica decisión arroz/spaghetti, el tema continuó con nuestra soltería. Al igual de rápido que nos acabamos la ración de arroz, el tema terminó. Los dos concluimos rápidamente las causas del porqué seguiremos siendo solteros cotizados (ándale pues). Él no está preparado para formalizar; su carrera se está proyectando, tiene una nueva chamba y con ello nuevas responsabilidades. No desea involucrarse con alguien si no puede ofrecerle el tiempo que merece.

Yo, pues estoy bien, saturado de chamba, entre las revistas, la agencia y las clases; a duras penas tengo tiempo para mí mismo, y créanme, mí mismo es muy demandante.

Con el tanque a la mitad, yo elegí de plato fuerte una pechuga de pollo rellena de champiñones (¡caníbal!) sobre salsa de queso; mi amigo escogió una clásica pero bien sazonada milanesa con ajonjolí y ensalada. Después de pasarle mi jitomate (m·$”da roja) a su plato, continuamos con la platica. El tema: relaciones pasadas.

Me contó acerca de la relación tormentosa que vivió en el pasado. El drama que fue y bueno, no pudo dejar más claro el tema con la frase: “La chancla que tiro no me la vuelvo a poner”.

En cuanto a mí, en lugar de explayarme del por qué no quiero tener a nadie por el momento y de la promesa que había hecho (bien novelesco), desvié el tema y le platiqué la situación amorosa de dos amigos:

Caso 1: Mi mejor amigo de la universidad se comprometió con su chica a finales del año pasado. A inicios de este año los arreglos estaban en proceso; el salón apartado, el padrino emocionado (ósea yo), el novio trabajando para pagar las cuentas y la novia con dudas. Mismas que la llevaron a terminar la relación.

Mi amigo con el corazón en la mano no tuvo más remedio que adherirlo con un post-it de vuelta a su pecho. Yo como buen casi-padrino, traté de ayudar, pero no había mucho que hacer, sólo dejar que el tiempo pasara (y claro, organizar una fiesta, eso en mi siguiente post).

Caso 2: Una de mis mejores amigas de la secundaria, tras 1 año de relación se entera que su novio le pone el cuerno. No contaré los detalles, sólo que fue bastante desagradable.

Era la clásica pareja que todos hemos visto en la calle y nos preguntamos: ¿Qué fregados hace ELLA con… eso? Fui testigo de cómo la autoestima de una hermosa mujer cayó en el basurero. Con la ayuda de Ximena, poco a poco trabajamos en reconstruir a la mujer que hemos visto crecer por 12 años; segura, hermosa e inteligente, aún estamos trabajando.

Al escuchar estas historias, mi amigo preguntó: ¿Qué harías si te enteras que alguno de ellos regresó con su ex?

Yo contesté:

Yo creo que no es malo regresar con tu ex, siempre y cuando te asegures que regresas por crème bruleè y no por simple gelatina. Por ejemplo:

Los exes de mis amigos tuvieron en sus manos una copa llena de Crème bruleè; saborearon el caramelo, comprobaron su exquisita textura y disfrutaron el inigualable sabor de la crema, pero, aún así no fueron capaces de valorarlo y lo perdieron. De ahora en adelante tendrán que conformarse con gelatina; simple gelatina de bolsita, de esas que cuestan $5 pesos en una tienda de abarrotes y se hacen de un día para otro.

En cambio, mis amigos probaron el sabor de la gelatina y saben que para ellos hay algo mejor más adelante. Jamás regresarán a comer gelatina y mucho menos una que ya probaron con anterioridad. Tanto ellos como yo sabemos que no hay nada peor que ser un saltapatrás.

- ¿Ósea que tu ya has probado la gelatina? – me preguntó mi amigo.

Supongo, pero jamás me he quedado demasiado tiempo para confirmarlo. No he tenido muchas relaciones pero de las pocas, estoy seguro que han sido con crème brulèe, y por respeto a mí y mi pasado, jamás andaría con una gelatina.

Después de mi breve discurso, el mesero (y la coincidencia) se acercó para ofrecernos el postre: gelatina de fresa. Al unísono contestamos que no. Preferimos terminar esa buena comida y platica con un cigarro.

Conclusión: si alguna vez han tenido la suerte de probar el crème bruleè y por cualquier razón se les fue de las manos; no se conformen con gelatina de bolsita, esa es instantánea, barata y en cualquier pueblo la encuentras. Estoy seguro que todos mis lectores al igual que yo y mis amigos, son copas de delicioso crème bruleè.

¡Bon Appetit!

Zona de miedo

jueves, 9 de septiembre de 2010

¿Alguien vio "The Hurt Locker" (Zona de miedo)?. Esta película nos muestra a varios hombres encargados de desactivar bombas escondidas en todo el medio oriente. Un dato curioso acerca de este film es que fue dirigida por Katryn Bigelow, ex-esposa de James Cameron y la primera mujer en ganar un Oscar en la categoría de mejor director.

¡Sólo una mujer pudo dirigir dicha masacre! 

Gracias a uno de mis mejores amigos, he descubierto que tal vez (tal vez), esta película tenga más connotaciones sociales de las que pensamos. Pocas veces la traducción del título de una película gabacha es tan correcta (para fines de mi teoría) en español; pero si lo pensamos bien la "Zona de miedo” puede entenderse perfectamente como la terrorífica “Zona de amigos”.

The Friend Zone es ampliamente conocida por todos los geeks, nerds, loosers, mejores amigos, chicos buenos, hermanos de la amiga y muchos más. Todo humano ha visitado esats tierras olvidadas por Dios al menos una vez en su vida. Algunos han sido lo suficientemente inteligentes para borrarla de su mente al estilo Eterno resplandor de una mente sin recuerdos; pero otros, y lamentablemente me incluyo, al parecer encontramos una agencia de viajes Bojorquez y contratamos un tiempo compartido; o de plano subarrendamos un terreno.

¿Cómo saber si has sido enviado directito a la… Zona de amigos? Y recuerden este boleto es de ida sin opción de regreso.

¿Reconoces alguno de estos casos?
  •      Me encantas! (¡bien!), nunca había conocido a alguien como tú (no manches, ¡por fin!), de verdad, eres como el hermano que nunca tuve (¬¬)
  • ¡Eres súper chistoso! (de algo me sirvieron las sitcoms), siempre que te veo me matas de la risa (pues hay que vernos más seguido ¿no?), te voy a presentar a una amiga que también es bien chistosa (¬¬)
  • Eres increíble, nunca había conocido a un hombre como tú (¿no?), tú sí sabes escuchar (gracias, llevo entrenado desde que nací). ¿Sabes? Quien termine andando contigo va a ser muy feliz (¬¬)
  • Ojalá te hubiera conocido antes (¿para pasar más tiempo juntos?) de conocer al estúpido de mi ex (ósea ¿él se llevó la última ficha de inscripción?), es que no lo puedo olvidar. Afortunadamente podemos ser amigos y eso dura por más tiempo (sí, al igual que una condena en el infierno)


Obviamente existen muchísimas otras frases de bateo y home-run a la “zona de amigos”, no cabe duda que a veces las personas pueden ser rete-creativas; pero al final del día todas significan los mismo: nunca me verás sin ropa.

La zona de amigos no tiene boleto de regreso porque claro: ¿Quién arriesgaría una amistad por algo que probablemente no funcione? (pero tú sigue comprando el boletito de lotería o apostándole a México en los mundiales, seguro eso sí funciona).

Estimadas y estimados lectores, esta Zona de Miedo como todas las desgracias mundiales, no distingue sexo; así que cuidado con llegar a este territorio infestado de bombas ya que solamente trae insomnio, depresiones y hace más ricas a las chocolateras y heladerías del mundo.

Mi consejo: La próxima vez que estén frente a una bomba que puede causar una devastadora amistad para toda la vida: ¡Corran! Corran como si los estuviera persiguiendo el mismísimo chamuco.

 ¡Run Forrest, Run!



Rayo McChampy

jueves, 22 de julio de 2010
Mi ultima entrada hizo que abriera los ojos a una realidad: el transporte público no es tan bueno como lo pintan. Lo que para mí era una inyección de adrenalina vivir una carrera de microbuseros, para otros era algo “peligroso” e “inconsciente”. Cada vez que alguien se subía al metro a cantar canciones de los 80´s, mi imaginación me transportaba al set de American Idol, los demás pasajeros deseaban estar sordos. Incluso, cuando un vendedor subía a decir:

“Señor, señorita, disculpe las molestias que le vengo ocasionando al interrumpir su viaje o su tiempo de descanso. Acabo de salir del reclusorio oriente y no tengo la posibilidad de conseguir un trabajo para mantener a mi familia. Por esta razón me veo en la penosa necesidad de pedirles una moneda que no afecte su bolsillo. Fácilmente podría subir a robarles apuntándoles con un arma mientras les recuerdo que tienen hijos y familia esperándolos en casa. Probablemente podría traer un cachorrito y amenazarlos con matarlo si no me dan dinero. Pero no, yo quiero ganarme la vida honradamente…”

Todos en el camión pensaban que era una amenza, pero yo no, yo lo veía como un vendedor nato, un gran negociante.

En fin, tome la decisión de alejarme del gusano subterráneo naranja y demás transportes públicos, más que nada porque mis destinos cada vez son más distantes el uno del otro. Así que rompí el cochinito y me compré un coche.

La idea que todos tenemos del primer coche que compraremos, viene patrocinada por la mente utópica de un duende mágico. Actualmente la elección  viene acompañada por seguro de vidacomisiones por aperturaseguro del autoenganche, mensualidades; y demás palabras que hace 2 semanas no me interesaban en lo más mínimo.

Después de visitar varias agencias de automóviles, tianguis de seminuevos, la republica de Argentina en el centro (oh bueno, uno tiene que checar opciones); consultar con mis familiares, amigos y contactos de Facebook  y analizar todos los coches que hay en el mercado, excepto: Clio, Megan y Matiz (porque ni los de su empresa los compran), decidí irme por lo que conocía y me gustaba: un auto japonés.

¿Por qué les platico esto? ¿Acaso estoy utilizando mi blog como herramienta para incrementar mi orgullo y vanidad? ¿En verdad creo que les interesa saber que tengo coche nuevo? Es más ¿Alguno de ustedes sabía que se manejar?

Este blog está lleno de las cosas que vivo, de lo que pienso (por eso tan poquitas entradas) y de lo que opino. El comprarme un coche con el sudor de mi frente (sí, mi sudor cotiza en la bolsa), es un motivo de orgullo para mí y por eso lo comparto con ustedes.

Por razones de seguridad no voy a decir el coche que me compré, no quiero que mis miles de fans anden buscando un Aston Martin azul en la colonia Roma, de 9:00 am a 6:00 pm, entre Colima y Puebla. Sería muy molesto tener que repartir autógrafos frente a mi trabajo entre el metro Insurgentes y Cuauhtemoc. O que cada vez que salga a fumarme un cigarro alrededor de las 12:00 pm, los paparazzis empiecen a fotografiarme.

Antes de terminar la entrada, es justo que agradezca a todas las personas que me llevaron y trajeron de la escuela, fiestas, casas, etc.

Viva México... ¡Camiones!

viernes, 25 de junio de 2010


Para el trayecto de regreso a casa tengo muchas opciones de rutas. Hoy, por cuestiones del destino decidí tomar la ruta: Gustavo Baz-Mi casita.

Viajaba muy cómodo en el camión, la luz estaba prendida así que aproveché para leer la revista Chilango que afortunadamente llevaba en mi mochila. El transcurso iba de lo mejor, nada de tráfico, la lluvia había cesado y la noche expedía un aire de inmensa tranquilidad.

De repente, en una parada escuché varios gritos y a un hombre diciendo:

“A ver hijo de tu puta madre, eres un cabrón, por poco me sacas del camino; ¡claro!, te sientes muy mamón porque traes una enorme chingadera manejando. Ándale a ver si eres tan chingón, bájate y rómpenos la madre, hijo de tu padre madre" (sic).

Entonces, el chofer del camión sorprendido por el arranque de cólera del hombre y sus compañeros en cuestión, volteó a vernos a todos los pasajeros y nos dijo:

“Colegas (pues, ¿cuándo me vio de microbusero?), necesito de su apoyo (en ese momento pensé que estallaría en llanto y nos pediría apoyo moral) y que todos nos juntemos (¿nos agarramos de la mano?) para partirles la madre a esos hijos de la chingada (¡Ah!, entonces los conoce)” (sic).

Sin dejarnos contestar, el chofer retó a "los de abajo" a batirse en duelo (que poético soy). Y como dice el dicho “El valiente dura hasta que el cobarde quiere”, el conductor y sus amigos decidieron retirarse intempestivamente.

Estimados lectores, no pude evitar preguntarme a mi mismo ¿Qué hubiera hecho en el dado caso de que el enfrentamiento sí se hubiera dado?”

Las opciones que se me ocurrieron son:

A)   Me acerco al chofer y le digo: “Compadre, usted dígame a quién nos tenemos que chingar y ya sabe que yo sí rifo”
B)   Me bajo del camión e imparto un poco de conciencia diciendo: “Señores, actualmente el mundo se ha unido para compartir un evento que sólo se realiza cada 4 años. Si muchos países que no hablan el mismo idioma, tienen costumbres diferentes, viven separados por miles de kilómetros de distancia; encontraron la forma de olvidar sus diferencias y jugar un partido de futbol. ¿Por qué nosotros no podemos olvidar este pequeño percance y seguir nuestros caminos a casa?
C)   Revelo mi identidad secreta: Champy-San, vigilante de las calles y protector de almas inocentes. Entonces, todos se hubieran cuadrado y continuado su trayecto sin chistar; claro, por miedo a que les diera sus pataditas.
D)   Me escondo debajo de los asientos, saco mi rosario de billetera y una pequeña hoja de plegarias para casos de emergencia. Después de terminado el conflicto reúno a todos e inicio un canto de victoria.
E)   Simplemente me bajo del camión y tomo uno diferente.


Es triste saber que la opción por la cual hubiera optado es la más aburrida de todas. Ni modo… “Más vale pájaro en mano que Champy en pedacitos”.

Señores, buenas noches y buena suerte.

Nota: Esta entrada la escribí en la noche.

Comida Épica

miércoles, 16 de junio de 2010
No es un secreto que odio comer solo. La hora de la comida siempre ha sido un problema y haciendo memoria, mi trauma empieza desde que era un pequeño champiñon.

Regularmente comía con mi abuela. Ella era una mujer fuerte, matriarca de una gran familia y niñera de todos sus nietos. Casi todos mis primos fueron cuidados por Anita, todos gozaron y sufrieron de sus mimos y castigos. Yo fui el consentido de mis abuelos, antes no lo creía pero muchas personas se han encargado de confirmarlo. Tal vez por eso yo tengo el recuerdo de una abuela que me contaba cuentos y me daba de comer lo que yo quería, o más bien, “lo que el rey quería”. Sí, mis abuelos me decían “El rey”.

Ustedes lectores pensarán: que niño tan consentido. Pues tal vez si, pero a la hora de la comida… a la hora de la comida todo cambiaba.

Antes de mi reinado como el nieto alpha, era lógico que existiera alguien que ocupara ese lugar. Ese alguien era mi primo Iván, el más consentido A.C. (antes de Champy).

El 4 de febrero de 1986 un intruso llego a la casa de mis abuelos. En cuanto Iván me vio, me convertí en su peor enemigo. Su misión como rey caído era la de hacerme la vida imposible, como quien dice: “Si no puedo ser el consentido, voy a ser el cabroncito”.

Afortunadamente su hermano Kristian era la otra cara de la moneda. Mi mamá me dice que en cuanto me vio, me convertí en su juguete favorito. Vamos, como quien dice “No tengo un perrito, pero si un primito”. Él me consentía hasta más no poder, me compraba dulces, me cuidaba cuando estaba enfermo, me cargaba a todas partes. A sus escasos 10 años, Kristian ya se estaba entrenando como padre… o veterinario.

Imagínense la vida de Iván, de la noche a la mañana un niño le había quitado el puesto de rey, se había convertido en la adoración de sus abuelos y para acabarla de joder (sí joder), su hermano no se despegaba del condenado chamaquito. Ahora que lo veo en contexto, yo también me hubiera odiado.

Yo no supe que era silenciosamente odiado hasta que cumplí 6 años. De repente, ese otro niño que nunca me pelaba estaba al tanto de todos mis movimientos. Cuando menos lo esperaba me daba un cabezazo, una serie de golpes en mis brazos o peor aún, me aplicaba sus dos torturas favoritas: dar chasquidos a mis ojos o estirarlos hasta que sus manos se despegaran de mi cabeza. ¿Ahora entienden mi ojos rasgados?

La mesa se convirtió en una zona neutral para Iván y un infierno para mí. A la hora de la comida mi abuela nos sentaba y daba de comer a todos por igual. Mis dos primos tenían la obligación de comerse la comida sin chistar, en cambio yo siempre podía elegir un menú opcional. Esto le generaba un gran enojo a Iván y lo liberaba dándome patadas por debajo de la mesa, aventando bolitas de tortilla o pan a mi agua. Su favorito era escupir dentro de mi vaso, tal vez porque era lo que más asco me daba.

Aún siendo el nieto alpha, cuando me quejaba del “espantoso trato” de Iván, para mi sorpresa mi abuela nunca decía nada, ella se concentraba en cocinar y escuchar la novela en turno. Me imagino que preparar la comida era su momento zen.Desafortunadamente pedirle ayuda a Kristian no era opción, él era algo así como Suiza cada vez que Iván me molestaba, no me ayudaba pero tampoco lo apoyaba. Neutral.

Eso duró aproximadamente 7 años. En la secundaria mis primos seguían pasando por mí a la escuela pero ya no comía con ellos. Eso significaba dos cosa:

1.- Iván contaba con un tiempo muy limitado para torturarme.
2.- Yo comía solo en mi casa.

Ahí descubrí lo triste que es comer solo, en ocasiones hubiera cambiado la soledad por la tortura, bueno, en muy pocas ocasiones. El punto es que decidí que si por mi fuera, nunca comería solo.
Diez años han pasado desde estos eventos.

 ¿Qué ha cambiado?

Iván y yo nos llevamos bien. A mis 24 y sus 30 años puedo decir superamos (superó) nuestros (sus) problemas. Es más, él ha sido de gran ayuda cuando tengo problemas, necesito comprar un celular nuevo o simplemente quedarme a dormir en su cuarto después de una borrachera.

Me gusta pensar que nos ayudamos a encontrar nuestra vocación. Iván aprendió que lo suyo, lo suyo, es la tortura y estudió Derecho. En cuanto a mí, aprendí a negociar y estudie Mercadotecnia. 

Kristian sigue siendo Suiza. Aún soy su primo favorito, aunque ya no me carga, y recientemente no me ha comprado dulces. Sin querer se convirtió en un modelo a seguir en mi adolescencia. Mis gustos musicales y forma de tratar a la gente, en gran parte lo aprdení de él. Ahora a sus 33 años no tenemos tanto en común pero siempre estamos al tanto el uno del otro.

Y en cuanto a la hora de la comida he tenido varios invitados a lo largo de mi vida, mi mamá, mis mejores amigos de la secundaria, preparatoria y universidad. Mi prima Lily, mi ex-esposa Etze, Abril y Karina cuando trabajé en la CANACO. Irma, Sammy, Mayra y demás convoyanos cuando trabajaba en Convoy (que por cierto tenía una silla especial, nadie se sentaba ahí mas que yo, eso lo agradecía mucho).

Actualmente no salgo a comer con nadie de la oficina, voy a la misma fondita todos los días, saco mi libro y hago malabares para comer y leer al mismo tiempo. Eso sí, todo tiene un lado bueno y ocasionalmente recibo visitas especiales de personas que saben que odio comer sólo y tratan de al menos un día hacerme feliz acompañándome. A todos aquellos que han ido a comer conmigo en estos últimos meses, GRACIAS, la comida sabe mejor cuando estoy con ustedes.


Inserción publicitaria: Quien desee comer conmigo, salgo a las 2 p.m. 

Champy´s Anatomy

jueves, 27 de mayo de 2010
EL LIBRO

Todos sabemos lo que es un libro pero, ¿En verdad entendemos su anatomía?  Síganme en este viaje a través del extraño pero maravilloso mar de los libros.

Portada.- Su principal característica es el privilegio al fuero ya que nunca debe ser juzgada, es más, quien lo llega a hacer termina siendo el criminal.

Cubierta o pasta.- Dependiendo de su naturaleza es su uso:

Rígida: Nivelador de mesitas
Blanda: Mata moscas
Bonita: Decoración para la mesa de café
Fea: Apantallapendejos

Título.- Principal promotor de compra, ejemplos:

“Crepúsculo”. La película está bien bonita, seguro el libro esta “re” interesante.

“La casa de los espíritus”. ¡Qué emoción! Ya salió la segunda parte de “Cañitas”.

“El guardián entre el centeno”. Ni que fuera campesino.

“Juventud en éxtasis”. Hay, por fin alguien que nos comprende a nosotros los jovenes y nuestro problema con el sexo y las drogas.

“Quiúbole con…” Hay deberían darle un “Grammy” o mínimo un “TVyNovelas” a Yordi, es que hablan tan… tan… como nosotros, ¿me entiendes we?

“El llano en llamas”. ¿Otro de campesinos? Úchale…

“Diablo Guardián”. Hay no, de miedo no porque me dan miedo.

Lomo.- Ideado para identificar el título, autor y año de impresión, ahora su uso a evolucionado como decorador de interiores, plasmando en él, fragmentos de imágenes que al unirlos con diferentes tomos crean una armoniosa fotografía.

Página de cortesía.- El autor hace uso de esta página para escribir una dedicatoria. El lector la utiliza para anotar direcciones, el nombre del propietario y dedicatorias como:

“Para mi super amiguis del alma, a mí me encantó el libro, está súper riquitiqui ¡wow! XOXO, BFF, OMG, LOL, WASH AND WEAR”.

Prólogo o introducción.- Es una de las partes del libro más curiosas debido a sus poderes de invisibilidad, o también conocidos como: “Celophanitis Ignoratus”.

Biografía.- Es aquel apartado donde la editorial presenta al autor, sus logros y trayectoria, generalmente acompañada por una foto “coqueta” del mismo. Claro, después de forzarlo a tomar una ducha, vestirlo con algo más decente que su gastada camiseta “blanca” y convencerlo de que la cámara fotográfica no le robará el alma.

Índice.- Originalmente creado para localizar páginas o capítulos. En nuestros tiempos el índice es un factor en la decisión de compra: “Sí está grande la letra, pero ve, son un chorro de capítulos y ni siquiera trae dibujitos, mejor me llevo otro”.

Cuerpo de obra.- Es el conjunto de hojas que constituyen el texto del libro. De aquí se desprenden varios elementos.

La página 1: Si nos situamos en una preparatoria, la página uno es la porrista facilota, es decir, el sujeto en turno la mira de reojo, la toca, la recorre  y la hace suya pero muy pocas veces sigue adelante con la relación.

La página 100: Es la frontera entre E.U.A. y México. Es difícil llegar hasta ese punto y cuando por fin lo alcanzas, es cuando empieza el cuestionamiento: “¿Sigo adelante?” o “No pues si ahorro para comprar taxi, chance y la hago”.

El final: Para la mayoría de la población mexicana esta sección es como “La Llorona”. Todos han oído hablar de ella, conocen al primo del amigo que jura haberla visto, pero en general nadie puede asegurar su existencia.

Así llegamos al final de nuestro recorrido por las curiosas e inhóspitas aguas de los libros. Espero hayan disfruta del viaje, no olviden ver el video que ilustra todo lo que han aprendido, lo pueden encontrar en la sección inferior del artículo. Recuerden, a pesar de que todos tenemos un libro en casa, pocos le hacemos caso; eso también es violencia intrafamiliar.



* Si no pueden ver el video denle click con su hermoso dedo a: http://www.youtube.com/watch?v=F4htWwEPdIM




El recorrido no tuvo costo alguno, así que cualquier aportación voluntaria (comentario) me ayudará para continuar con mi investigación. Desde el fondo de los mares, les mando un saludo, deseándoles buena semana y buenas vibras.

Cuando estamos juntos...

lunes, 10 de mayo de 2010
Soy un cursi, lo sé, pero, ¿cómo no escribir de la única persona a la que puedo llamar genuinamente: Mi héroe?

Los que son hijos únicos y de madre soltera me entenderán, los demás supongo también; pero el lazo que se crea entre una madre y un hijo es tan fuerte que nada y nadie lo puede quebrantar.

Mi mamá me enseñó que:

  • No hay nada más valioso que la palabra de un hombre
  • Mientras estemos juntos, ni la marea mas fuerte nos derribará
  • Amar a mi perro como el me ama a mi
  • Sobre advertencia no hay engaño
  • No importa qué tan difícil parezca, siempre se puede
  • Es mejor equivocarse por nuestros errores que por los de alguien más
  • Nadie es imprescindible
  • Por mucha hambre que tenga, la pasta de dientes NO es un bocadillo
  • Ella no puede obligarme a querer a mi papá pero si a respetarlo
  • Por muy complicada que esté la situación, Dios nunca se aleja de nosotros
  • No es buena la combinación de cerillos y cortinas
  • Respetar a una mujer y tratarla como una reina es sentido común.
  • La comunicación es la mejor vía para una buena relación
  • Las calcetas blancas con zapatos negros se dejaron de usar antes de que yo naciera
  • La familia no es dictaminada por la sangre sino por el alma
  • Tener un hijo siendo soltera es una de dos: Un dolor de cabeza o un equipo indestructible.


Durante toda mi vida he aprendido mucho de mi madre. Mientras veía cómo mis primos, además de hermanos, tenían una figura paterna que los acompañaba mientras crecían, mi mamá y yo teníamos un Larousse ilustrado y los consejos de Ernesto Lamoglia en su programa de radio: “Lamoglia, la familia y usted”.

Muchos me han preguntado si me hizo falta un papá. La única respuesta que se me ocurre es: ¿A ti te ha hecho falta un tercer brazo? Creo que no puedo saberlo porque para mi eso no entra en mi ecuación familiar.

Hasta el día de hoy no he conocido a una mujer tan fuerte, valiente y leal como mi madre. A ella le debo mi sentido del humor, mi afición por los libros, el lunar que tengo comenzando mi estomago, la necedad ante las cosas que me importan, el respeto que le tengo a cada persona que habita este mundo, el amor incondicional a mis amigos, mi cabello negro, la extraña forma de reaccionar frente a las cucarachas, el no temer cuando me pierdo en la ciudad; pero sobre todo, la convicción de que soñar no es una perdida de tiempo.

El camino no fue nada fácil y aun no termina, aun hay bastantes pruebas que tenemos que superar, pero 24 años de experiencia me dicen que cuando estamos juntos, ningún problema es lo suficiente grande.

Hoy con toda la seguridad y confianza del mundo afirmo:


¡Te amo mamá!