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Lo que ellos piensan de:

martes, 30 de noviembre de 2010
El siguiente texto fue escrito para la sección “Lo que ellos piensan de…” en la que diversos hombres opinaban acerca del comportamiento de las mujeres en diferentes temas como: “su obsesión por los zapatos”, “las odiosas dietas” o “su preferencia por las películas romanticas” de la revista Eve. 

Lo que ellos piensan de: Su obsesión por los chicos malos

Por: Alan Champy M. Núñez

Hace varios años, mi mejor amigo y yo creamos “The good guys lonely hearts club”, y no porque fuéramos grandes seguidores de los Beatles –al menos no en ese momento–, sino porque como chicos buenos de excelente educación, nadie nos pelaba. Con tan solo 15 años, nos preguntábamos ¿Cuál es la motivación de las mujeres por perseguir a los “chicos malos” de la escuela? Sí: esos clásicos orangutanes que se la pasan escupiendo, maldiciendo y reprobando constantemente en clases.

Desde nuestra perspectiva, el ser un chavo que respetaba a su “amiga”, sin presionarla con la (tan deseada) “prueba de amor” y siempre aceptando un segundo plato del insípido guisado preparado por su madre, nos redituaba los mismos resultados: “Sólo amigos”; “te quiero como un hermano” o “¿Me acompañas a comprar el vestido de graduación?”

“La culpa la tiene la televisión”, me decía mi amigo. “Les llenan la cabeza con la ilusión de que un tipo con facha de James Dean las raptará en su Harley y vivirán una aventura por Nueva York”. Tenía razón… en cierta parte. Por lo que siempre le respondía: “Sí, y mientras nosotros nos quedamos a cambiar los focos del árbol de Navidad de su abuelita”.

Pasamos años estudiando el misterioso proceso de selección de las mujeres. De paso, fuimos de todo: el chico comprensivo que la consolaba cuando el villano de la película la lastimaba; el chico indiferente que no la pelaba –cuando en realidad nos derretíamos cual helado bajo el sol de Coahuila–. Incluso intentamos ser los chicos malos: “No te contesto los mensajes que mandas”; “quedo en hablarte llegando a mi casa y prefiero dormir”; “ me ligo a tu mejor amiga y le digo que es tan bonita como el invierno en Aspen”. Obviamente los resultados fueron desastrosos: a mi amigo lo botaron por ser una criatura insensible, con escasa o nula comprensión ante los sentimientos de la mujer y –por si fuera poco- acusaciones de infidelidad en tercer grado (o sea, con más de tres chicas).

Yo simplemente no pude hacerlo. En cuanto hacían ojitos de Remi, terminaba por ceder. No aguanté ese acto de crueldad y llegué a la conclusión de que si me iban a querer era con todo y mi cara de niño bueno, ese que no rompe un plato, al contrario, los recoge y se ofrece a lavarlos (¡enseñanza de mi abuela!).

Hace varios meses en una fiesta, una amiga se quejaba amargamente de cómo un “tipo malo” la había abandonado; dejando sus sueños de rebeldía y locura desenfrenada en la cajuela de su coche (¿o era moto?). De inmediato, todas las mujeres de la reunion empezaron a exponer sus puntos de vista del porqué su atracción hacia esos seres despiadados. La mayoría coincidieron en que sentian un deseo profundo de encontrar al príncipe azul detrás del sapo. Otras se fueron por el lado aventurero; deseaban sentir la adrenalina y la emoción de hacer cosas que, por iniciativa propia nunca hubieran hecho. Otras aceptaban que creían que “ el amor cambiaría su actitud”. Lo que me tranquilizó, fue que todas concluyeron exactamente lo mismo: en esta etapa de su vida, el chico malo les da flojera. Ya no desean cambiar pañales; quieren sentirse protegidas.

El sueño del tipo con chamarra de cuero les iba muy bien a los 15, pero hoy prefieren un hombre real con quien verse a futuro; hoy prefieren una copa de vino que un six de chelas; hoy prefieren cambiar la Harley y Nueva York por un crucero al Medio Oriente.

Por eso prefiero seguir siendo el chico bueno, los que saben opinan que al final del día todo se regresa. Ahora, el único momento en que debo ser un chico malo es cuando desean adueñarse del control remoto. Fuera de eso, sigo siendo el que acepta doble ración de guisado con la suegra y el que va al súper (o a la comer) a comprar más foquitos para la abuelita.

Drama-Mex

martes, 9 de noviembre de 2010
Recientemente se ha popularizado la frase “Culpo a Disney”. Según varias personas, tanto amigas, contactos del Facebook y jóvenes en general; las películas de Disney les crearon expectativas irreales en torno a su vida amorosa.

El príncipe azul, la zapatilla de cristal, las hadas madrinas, el caballo alado y la damisela en peligro (porque claro, los hombres también se quejan), son elementos que al parecer, todos buscan en su día a día; seguros de que la cotidianidad se romperá y los llevará directamente a un cuento de hadas propio.

Pero algo es cierto, no existe el “feliz para siempre” sin un “sufrimiento por un rato”. Desde Romeo y Julieta, hasta Scott Pilgrim vs los exes de la chica de sus sueños (traducción vomitiva); el hombre y la mujer deben superar diversos obstáculos para estar, ya sea en vida o muerte, con su media naranja.

Todo está muy bien, excepto por un detalle.

¿Por qué darle todo el crédito a Disney?

Tal vez ellos fueron los primeros en proyectar los principales cuentos de hadas, pero los mexicanos y sudamericanos, como bien dice la frase “le echamos mucha crema a los tacos”; los mejoramos, les aumentamos cantidades industriales de drama y los hicimos extra- kitsch.

(Todo sin la ayuda de un hada madrina… bueno, la ocasional aparición de la virgencita, pero nada más)

Por dicha razón he generado una competencia para ver quién es quién al momento del drama.


La cenicienta vs María Mercedes











Las dos son mujeres pobres, responsables de la limpieza del hogar, viven bajo el yugo de autoridades dictatoriales. Una, huérfana de padre, la otra, huérfana de madre. La cenicienta debía limpiar la casa, tener listo el desayuno de su madrastra y hermanastras. María Mercedes debía hacer todo eso y además, vender boletitos de lotería en las calles; soportar a un padre borracho y si no fuera suficiente, “entretener” a un viejito con ganas de recuperar la virilidad perdida (antes del viagra).

Las dos encuentran al príncipe azul. La cenicienta olvida sus problemas tras derrotar a su madrastra malvada. En cambio, María Mercedes después de vencer a una bruja (una que siempre usaba un vestido de lentejuelas y horrorosos guantes rosas), tuvo que aguantar aparecer en otras 2 novelas con, sino la misma, muy parecida temática.

Disney: 0                                                                                                            Telenovelas: 1

La sirenita vs Milagros












Muchos probablemente no ubiquen esta novela. Rápidamente, Milagros es una huérfana adoptada a la edad de 18 años por un viejo rico (no le pierde), con el pretexto de que antes de morir, deseaba ayudar a alguien. El problema: Milagros es coja, sí, camina chuequito, por ende, es víctima de constantes burlas.

La sirenita es rica de nacimiento, vende su voz y obtiene piernas a cambio; sin hablar conquista a su príncipe azul (algo misógino, ¿no?). Además cuenta con la ayuda de un cangrejo mágicomísticomusical.

Milagros se va a vivir a un lugar donde nadie la escucha por ser pobre, así que ¿para qué quiere su voz?, además debe soportar a la sobrina del viejo rico que, cada vez que la ve entrar o salir de una habitación, tararea la melodía de la cucaracha  (Sí, moría de risa cada vez que veía eso).

Al final las dos consiguen el amor del príncipe, pero Milagros sigue coja.


Disney: 0                                                                                                            Telenovelas: 2

La Bella Durmiente vs Mirada de Mujer











Aurora es una joven de 16 años que debido a una maldición cae en un profundo sueño por 100 años.
María Inés es una mujer de 100 años que debido a una mujer más joven, después de un largo matrimonio es abandonada por su esposo.

Las dos mujeres de la tercera edad (recordemos que Aurora tiene 116 años), encuentran el amor en los brazos de un joven príncipe que, a pesar de su edad, las ama sobre todas las cosas.

Hasta ahora todo normal, pero veámoslo así: Aurora después de flojearle por bastante años, un día despierta con su belleza intacta y ¡Bam! el hombre de sus sueños la anda manoseando y besando.
En cambio María Inés, un día despierta y ¡Bam! se ve cubierta de patas de gallo, el vientre de una mujer que tuvo 3 hijos y una cama vacía porque el que pensaba era su príncipe azul se anda revolcando con un modelo más joven.

Disney: 0                                                                                                           Telenovelas: 3

La bella y la bestia vs Yo soy Betty, la fea











Creo que no tengo mucho que explicar. Encontrar la belleza interna es tan difícil que al parecer necesitas 338 capítulos para hacerlo, o de plano, que un reloj, un candelabro y varios muebles cobren vida y te impidan salir corriendo.

Podríamos decir que es un empate pero:

Yo soy Betty, la fea; gana, en especial la versión mexicana, porque en realidad, a pesar del “cambio de imagen”, nunca dejo de ser fea ¿o sí?

Disney: 0                                                                                                          Telenovelas: 4

Hércules vs Rubí

Para que no digan, utilizaré mi película favorita de Disney.



Hércules y Rubí tienen mucho en común. Hércules es hijo de dioses y puede vencer cualquier obstaculo gracias a su desproporcionada fuerza. Rubí parece una diosa y puede vencer cualquier obstaculo gracias a su desproporcionada belleza.

Hércules desea convertirse en héroe y regresar al punto más alto del olimpo para estar con su familia. Rubí desea convertirse en millonaria y subir al punto más alto de la sociedad mexicana para... pues para... obvio, ser una diosa mexiquense.

Hércules logra convertirse en Dios, pero decide rechazar ese privilegio para estar a lado de su amada Megara, lo cual provoca que pierda sus poderes.
Rubí logra ser millonaria, pero decide ignorar la señal "Cuidado: piso mojado" y se cae de un sexto piso, lo cual provoca la perdidad de sus poder: la chenchualidad.

Al final, Hércules se queda con Megara, es amado por todo el mundo y los niños quieren ser como él de grandes,
Al final, Rubí se queda sola, es odiada por todo el mundo y los niños lloran cada vez que ven su cara.

Disney: 0                                                                                                    Telenovelas: 5


SCORE:

Disney 0                                 Telenovelas: 5

Ahora ya sabes, la próxima vez que escuches la frase: "Culpo a Disney"; voltea a ver al sujeto o "sujeta" en cuestión; aviéntale el líquido más cercano a la cara (agua, café, chaparrita en bolsita), grítale que es adoptado, que tú eres su verdadero padre o madre; empieza a llorar y después dile que tienes problemas con el alcohol desde que encontraste a tu ex-novia/o en la cama con el mayordomo y la chica que vende cachitos de lotería en la esquina (para efectos dramáticos, pídele a uno de tus acompañantes adopte la posición de un santo que afirme todo lo que dices; y a otro que ilumine a tu amigo con una lampara o el flash del celular). Así dejarás en claro que nosotros somos mejores al momento del drama.


Mi reino por cinco reinas

martes, 2 de noviembre de 2010
Hace poco más de un mes un aniversario pasó desapercibido en este blog. Obviamente pensé en escribir una entrada acerca de ese importante evento. Mi consciente me hizo creer que sería increíblemente fácil redactar esta entrada, pero mi subconsciente dijo: iluso.

Por alguna razón, no decidía qué escribir. Realicé una crónica del evento sucedido hace 12 años; cuando hasta ese momento yo estaba seguro que no había nacido para tener amigos.

Detallé el día en que vi a la niña más perfecta del mundo; de cómo me frustré cuando dos niñas más se sentaron detrás de ella obstaculizando mi objetivo de hablarle. Del momento en que pedí prestada una pluma a la que sería mi cómplice de por vida; y de cómo se sentía la textura del suéter que usaba una de las personas más inteligentes y tiernas que he conocido. Incluso, describí de mil formas la primera vez que oí la risa más escandalosa pero encantadora que he escuchado en mi vida y de aquella mirada profunda escondida detrás de un par de lentes, que sin decir nada, emitía a varios kilómetros de distancia su inconformidad por estar presente en aquel salón de clases.

Pero a la mitad del camino, descubrí que estaba escribiendo un libro, no una entrada de blog.

Después, empecé a enlistar 100 razones, momentos, detalles, anécdotas y chistes que hemos vivido al pasar de los años. Mi objetivo era impregnar todo el cariño, respeto y lealtad que han generado en mí.

Pero en el número 58 descubrí que era demasiado local para que todo mundo entendiera lo que quería expresar.

Escribí un cuento acerca de un kiwi buscando su lugar en la vida y después de cambiar dos veces de hogar por falta de empatía con sus vecinos; encuentra dentro de una cueva, cinco abejas reinas que le tienden la mano (bueno ala) y por primera vez en su vida se siente en casa.

Lamentablemente aún no me siento listo para publicar mis cuentos, es muy personal por el momento.

Y heme aquí, escribiendo esta pseudo-entrada/carta/lista de proyectos. Al parecer tengo miles de palabras para expresar cuanto agradezco que sean parte de mi vida; pero me falta la capacidad de órden, de saber cómo usarlas para que sea un texto medianamente bueno si se compara con mi vida a lado de ustedes.

Al final del día, sólo se me ocurre una palabra. La más cotidiana de todas; aquella que utilizamos a diario y que a veces por el uso pierde su verdadero significado. Ojalá pudiera pensar en alguna mucho más sofisticada, profunda o interesante; pero el corazón tiene razones que la razón no entiende, así que ahí va:

Gracias

Gracias por ser mis compañeras, maestras y estudiantes; cómplices, confesores y jueces.
Gracias por mantenerse a mi lado todos estos años, a pie de cañón; como buenas combatientes en zona de guerra.
Gracias por enseñarme el verdadero significado de la palabra amistad; demostrarme que no soy tan raro como pensaba; que es mejor ser diferente a formar parte del resto.
Gracias por los miles de momentos que hemos capturado en nuestra memoria y cámaras fotografícas; y que al recordar, en nuestra cara se dibuja una sonrisa de oreja a oreja.
Gracias por su amor incondicional.
Gracias por esta grandiosa mitad de vida que hemos construido juntos.

1.- Gracias por ser mi alma gemela y polo opuesto, mi constante X.
2.- Gracias por ser mi hermana gemela, la obsesiva compulsiva para este desordenado compulsivo.
3.- Gracias por ser mi abrigo en noches sin techo y mi doctora en días enfermos.
4.- Gracias por ser mi fan número uno, la risa que inunda mis oidos y mi maestra de español e inglés.
5.- Gracias por ser mi ejemplo de ternura, nobleza y tenacidad.

Gracias a mis cinco continentes, mis cinco sentidos, mis cinco maravillas: mis cinco reinas.

Esta entrada va para ustedes y por ustedes.