Ya sé, ya sé, no he escrito en casi un mes. Varios me han regañado, algunos me han preguntado si estoy enfermo. La buena noticia es que no estoy enfermo, la mala es que no he tenido tiempo de escribir. Prometo ser más constante con mis entradas. No crean que me siento mucho porque visitan mi blog regularmente, más que importante, me siento orgulloso. Gracias a todos por seguir leyéndome y checando mis nuevas entradas: espero no haber perdido el toque.
Me gusta tener tiempo. Tiempo para hacer todo y decidir no hacer nada.
Desde que era niño, una de mis grandes aficiones es leer. En este momento me imaginan sentado frente a la chimenea de mi abuelo, con Moby Dick en mis manos y el perro de la familia tirado a mis pies. Nada más lejos de la realidad. Más bien era algo así:
El pequeño Champy, con apenas 8 años de vida, se escabullía al librero de su abuelo y escondido debajo de un escritorio viejo, leía todo lo que encontraba. No había perro. Mucho menos fogata. Ni siquiera puedo imaginarme encontrar Moby Dick.
Cuando tenía suerte, encontraba “La Celestina” o “Pedro Paramo”. En otras ocasiones tenia aun más suerte y encontraba un tomo de “Condorito” (Me siento muy orgulloso de mi colección de más de 100 ejemplares). Obviamente, existían ocasiones cuando no encontraba nada de mi selectivo interés, así que recurría a lo de siempre: Momo.
Muchos dicen que su libro favorito es “100 años de soledad”, “El príncipe” o “Don quijote de la mancha”. El mío es más simple, mágico, irreal y adictivo.
Momo es una niña de 100 años -o al menos eso dice ella-, de dudosa procedencia, que entra en una lucha increíble contra los hombres de gris (algo así como los malos de matrix, pero con mas cache). Ella debe derrotarlos para que los humanos recuperen “el tiempo que los hombres de gris les quitaron”.
Cuando era niño se me hacia complicado entender como nadie se daba cuenta que lo chicos malos con moda otoño invierno, estaban fregándose a los humanos. ¿En realidad los humanos estaban tan ocupados en sus asuntos como argumenta el libro?. De chico me parecía imposible. Ahora ya no.
¿Qué hacer? Seguir enfrascándote en libros que te llevarán a conocer situaciones humanas nunca (y tal vez jamás) vividas. O salir a la calle y vivir, trabajar, reír, enojarte y patalear por berrinches sin razón. Aquí empieza un comercial de Nescafe, que te invita a despertar y vivir. Pero no. Yo no. Quédate en tu casa, no siempre tienes que estar afuera, diviértete desde el interior de un libro, no un antro. Abre una botella, pero que sea de mar con un mensaje oculto, no de bar con Bacardí inconcluso (pinche poeta del copy).
De vez en cuando es preferible leer y escribir. A veces la realidad nos abrume tanto, que no nos damos tiempo de respirar y ver que las cosas no están tan de la chingada.
Llevo 2 meses con un libro, Diablo Guardián. Para quien me conoce, esto es una eternidad, nunca había tardado tanto en leer algo que me fascinara. Una novela tan buena, merece ser leída en un plazo no mayor a 2 semanas. Por respeto. Por dignidad -la del libro y la mía-.
¿La consecuencia de mis actos? Dos libros en fila… como pinches tortilleros. Una bruja verde y mala está impaciente para contarme su vida y lo mal que la historia la ha tratado. Y un estudiante debe esperar un poco más para contarme su romance con la novia de su mejor amigo muerto.
No postergaré más mis libros, terminaré el que estoy leyendo y aceptaré recomendaciones de todo mundo. Escribiré más seguido, sobre trivialidades de la vida cotidiana de un Champy poco común. Volveré a ser el niño que fui antes, escondido debajo de un escritorio y esperando que al final de cada libro, haya un "Condorito" esperándome.
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1 comentarios to Ladrones de tiempo:
Solo por este buen texto agrege a Momo en la lista de libros por leer. GRACIAS.
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