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Una gran idea

viernes, 11 de marzo de 2011
Soy miedoso, no hay duda de eso; me dan miedo las cucarachas, los payasos, los edificios departamentales abandonados porque me recuerdan a la película Rec; las personas que caminan detrás de mí cuando estoy de noche en la calle; las noticias con dos vertientes, la mala y la buena. Me asustan mis clientes cuando marcan justa a la hora de la salida; los “in memoriam” de las entregas de premios porque pienso que se murió algún integrante de Friends y yo no estaba enterado.

Le tengo pavor a la oscuridad, sobre todo a los apagones, aún cuando sea de noche y todas las luces de mi casa estén apagadas; el ruido que hace la videocasetera (sí, aun tengo una en mi cuarto) al apagarse me espanta. No soporto la oscuridad total, me pone de nervios y a veces salgo corriendo de mi casa para ver luz, aunque sea a distancia.

Pero lo que más miedo me da es cuando me enfrento a una pagina en blanco sin la menor idea de qué escribir. Aquellas ocasiones cuando debo redactar una columna de cine o una carta corporativa y mi cerebro está ocupado pensando en otras cosas como:

 “¿Qué fue de Cory Matthews, se casó con Topanga?”, “¿Qué tipo de nombre es Topanga?”, “¿Qué significa mi nombre?, “¿Y el de Constanza, mi mamá, mi vecino, mi maestra de sexto de primaria?”

Usualmente me encuentro investigando en IMDB cómo diablos se escribe Topanga, después busco en Wikipedia el final de “Boy Meets World” (Aprendiendo a vivir), paso a Google para buscar el significado de mi nombre y el de mis conocidos y termino leyendo acerca de las últimas noticias de Jamie Cullum”.

INTERMEDIO
Sí, se casan y se mudan a Nueva York / Proveniente de Topanga Canyon, California: lugar donde la montaña se encuentra con el mar / Apuesto, noble armonía, alegre / Perseverante; advocación a la virgen del mismo nombre; Curado por Dios; variante de Juana, Dios es propicio / Su niña nació hace 15 días y llevará por nombre Lyra.

Y después de todo ese vía crucis, vuelvo a enfrentarme a la hoja en blanco; pero ahora con menos tiempo y la obligación de terminar a regañadientes.

No digo que siempre me pase, generalmente mis entradas de blog las escribo cuando me da la gana, cuando algo se me ocurre o viví algo que debo atesorar antes de que se me olvide. De repente escribo cosas que jamás salen a la luz publica (o a la de su monitor), ustedes no están para saberlo y yo no estoy para contarlo pero, tengo como 20 entradas de blog jamás publicadas por que son demasiado personales, tontas o simplemente irrelevantes.

El caso es el siguiente: 

Ximena, mujer de la cual no hablo mucho (ajá), de cumpleaños me regaló una pequeña agenda, ok no es agenda., es una Moleskine, cuaderno de notas italiano forrado por un tipo de tela llamado moleskin y que muchos periodistas y escritores utilizan en su día a día. Dicha libreta viene con una petición clara:

"Utilízala para escribir tus ideas, todas las que se te vengan a la mente sin importar si son idiotas (gran voto de confianza), nunca sabes cuál de ellas te servirá después"

Y me amenazó: La liberta viene foliada, así que ni se te ocurra arrancarle hojas.

Lo que en principio era una simple libreta, para mi se convirtió en Moby Dick, el corazón delator y el dedito de Lucerito al final de Las trillizas de Belleville, digo, Lazos de Amor; juntos. 

Aún no he escrito nada, nada de nada; es más, ni mi nombre le he puesto. Y si la presión provocada por ese pedazo de tela legendaria y papel no fuera suficiente, Ximena me pregunta cada 3 días si ya se me ocurrió algo; cree que estoy destinado a escribir la próxima gran novela mexicana, y en mi mente no paro de pensar que ni a Cañitas o Juventud en éxtasis llego.

¿Conocen ese cliché del clásico escritor que un día se despierta y empieza a escribir sin parar hasta terminar un libro? Bueno, pues yo si lo ubico muy bien, tengo esa imagen cinematográfica incrustada en mi cerebro. Idea que por cierto viene acompañada de grandes dosis de narcisismo por el simple hecho de considerarme escritor y no lo que en verdad soy, un juglar en entrenamiento para cuenta-cuentos.

Aun así, no pierdo la esperanza de despertarme un día con resaca, la boca seca, los ojos rojos y una idea revoloteando en mi cabeza como campanita a Peter Pan. Ese día llegará, tal vez no termine de escribir un libro en 20 horas, pero si llego a escribir un cuento que sirva para dormir y provocarle dulces sueños a un niño, me daré por bien servido.

Y tal vez, sólo tal vez; el miedo a las páginas en blanco se esfume para siempre.

2 comentarios to Una gran idea:

Ximena Yépiz dijo...

y... fuera de esto... ya escribiste algo nuevo??? digo ya usaste la libretita para algo?

Anónimo dijo...

Cada vez conozco más gente que anda para todos lados con una libretita.
Yo, por mi parte, tengo un cuadernito con las tapas gastadas y un montón de ideas mezcladas que dan un poco de pánico si se leen de corrido.
Te dejo un beso y espero sigan apareciendo acá algunas de las cosas que superan el miedo a la página en blanco.

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