Hace poco una amiga a la que amo desde que tengo memoria; considerando que el alcohol me ha robado todos los recuerdos de mi infancia; durante una platica me dijo:
“Es que no manches, hay que aprovechar ahora que no estamos casados ni nada de esas cosas… no tan ocupados, para vernos más"
Yo sólo le contesté: “tienes un gran punto”
Pero en realidad no le dije todo lo que se vino a mi mente cuando me dijo tal verdad que, perdónenme ustedes, hizo que “me recargara en la pared”, ya que en ese momento reconocí la respuesta que tanto me negaba a buscar pero que moría por encontrar.
Como es bien sabido por todos los sabios y conocedores, este mes cumplí 25 años, sí, el cuarto u octavo de siglo, como gusten verlo. El punto es que durante mi transición de edad, sufrí varios ataques a los cuales llamé: “Atacus senilus”.
Con el paso del tiempo uno se va dando cuenta que ya no es lo que era. Comprueba con horror que el dicho: “No es lo mismo los 3 mosqueteros, que 20 años después”, en verdad es una línea de sabiduría legendaria.
Hace poco caí (casi literal) en cuenta que mis años en este mundo han sido marcados por diferentes adjetivos que sólo cumplen la función de hacerme ver que estoy envejeciendo. Recuerdo cuando me decían bebé, después niño o pequeño; los cuales pasaron a ser muchacho y actualmente joven. No sé que vaya a pasar cuando el día menos esperado escuche a alguien llamarme señor; quién me dice que no explotaré, iré corriendo a cualquier Wal Mart para comprar una de esas cremas que evitan el envejecimiento, al cual antes llamaban natural y ahora es conocido como prematuro. Eso, tengo un envejecimiento prematuro; porque lo juro, si por mi fuera seguiría jugando a las escondidas y tomaría mi chocomilk por las mañanas, en lugar de una taza de café. ¡Yo odiaba el café!
Por dichas razones, no tuve más remedio que reconsiderar varios aspectos de mi vida y la reflexión en la que me vi sumergido, además de regalarme más canas, también logró que me diera unos golpes internos horribles. No quiero hacer de este blog un espacio para resolver mis asuntos pendientes o mitigar mis chaquetas mentales; sólo quiero saber si alguno de ustedes se ha hecho la pregunta:
¿Soy quien quiero ser?
Olviden la bullshit de que el humano siempre está en busca de más, claro que queremos más, es natural, pero, hoy con mis 25 años, 18 días, 3 horas y veintiún minutos; no estoy tan seguro si me gusta lo que veo en mi espejo interno, me veo incompleto.
¿En qué momento todo se volvió tan complicado?, ¿Acaso no me di cuenta y cuando me entregaron mi IFE, también me extendieron una bomba de tiempo que estallaría en cualquier momento y me dejaría embarrado con miles de problemas, metas, sueños, miedos y alucinaciones?, ¿Cuánto tiempo tengo para resolver todos mis asuntos de la edad inter-media y no acarrearlos cuando pase al siguiente nivel donde me veré envuelto en problemas más aterradores como una familia o una empresa?
Sí, mi amiga tiene razón, debemos aprovechar estos tiempos. Disfrutar el hecho de que si deseamos salir no tenemos que preocuparnos porque no hay quien cuide a los niños, o peor aún, si encontraremos a nuestra pareja enojada porque llegamos ebrios y cantando “American Pie” a viva voz.
Por ahora, me siento afortunado al saber que aún puedo cargar a mi amiga cuando se pase de copas, obligarla a que se quite los lentes de contacto y arrumbarla en la cama más cercana.
La alarma de la vida suena a diferentes horas para todos, a algunos los despierta mas temprano y a otros les da la oportunidad de tener 5 minutos más. Hoy, creo que tengo 5 minutos más, los que pido cada mañana; esto me da tiempo para terminar mis asuntos pendientes, porque no crean que me hago tonto, sé que en cualquier momento el switch se prenderá y tendré que despertar, aunque no quiera.